sábado, 14 de junio de 2025

Kurt no quería ser un ídolo. Lo odiaba. Y eso lo volvió uno

 Lo más fascinante y doloroso de la historia de Kurt es su contradicción: mientras el mundo lo elevaba a la categoría de dios del grunge, él solo quería tocar en un garage, hacer ruido y escupir sus demonios.

La fama lo devoró porque no estaba hecho para los reflectores, para los premios ni para las alfombras rojas.

Él venía del fango, de la frustración, de la disonancia emocional.

Y cuando “Smells Like Teen Spirit” explotó en 1991, algo dentro de él se quebró. Porque lo que comenzó como un grito de rebeldía terminó convertido en un producto comercial. Y eso le dolía. Le asqueaba.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

 Lo diré sin rodeos: nadie como Kurt Cobain . Sí, han existido guitarristas más virtuosos, voces más potentes y bandas más técnicas. Pero m...